lunes, 16 de diciembre de 2013

Sanando.



No pude parirte.
No pude sentir que nacías.
No pude cogerte en brazos nada más nacer.
No pude ver la cara de tu padre al mirarte por primera vez.
No pude volver a verte y darte el pecho hasta hora y media después y con muchas interrupciones.
No pude cambiarte tus primeros pañales ni darte tus primeros baños.
No pude mecerte para que durmieras, ni pasearte en brazos.
No pude verte mientras dormíamos salvo cuando te dejaba encima de mi.
No pude mantenerme despierta, no pude mantenerme consciente.
No pude asimilar el estrés que todo esto suponía física y emocionalmente y tuve un ataque de ansiedad la segunda noche.
No pude mantenerte el pecho por el dolor de las grietas y mi estado físico, emocional y psicológico y al tercer día tomabas mi leche en jeringuilla.
No pude evitar llorar sintiéndome desgarrada, angustiada, triste, incomprendida, enfurecida, impotente, sola, vulnerable.




Quise parirte. Quise y pude esperar a que eligieras nacer.
Quise sentir que nacías. Quise y pude saber qué era romper aguas y sentir contracciones, muy ligeras y dulces.
Quise cogerte en brazos nada más nacer. Quise y pude verte, besarte, mirarte, olerte y sentir cómo me chupabas, tan húmeda y calentita.
Quise ver la cara de tu padre al mirarte por primera vez. Quise y pude imaginaros juntos y abrazados, haciendo piel con piel mientras me esperabais.
Quise y pude darte el pecho en tus primeras horas de vida.
Quise cambiarte tus primeros pañales y darte tus primeros baños.
Quise mecerte para que durmieras, y pasearte en brazos.
Quise verte mientras dormíamos, quise y pude sentirte durmiendo encima de mi.
Quise mantenerme despierta, quise mantenerme consciente.
Quise asimilar el estrés que todo esto suponía física y emocionalmente y controlé un ataque de ansiedad la segunda noche.
Me hubiese gustado mantenerte el pecho a pesar del dolor de las grietas y mi estado físico, emocional y psicológico. Me saqué leche cada día para dártelo con jeringuilla hasta que volví a intentarlo de nuevo y conseguí darte el pecho en cada toma.
Necesité llorar sintiéndome desgarrada, angustiada, triste, incomprendida, enfurecida, impotente, sola, vulnerable pero también emocionada, feliz, agradecida, acompañada, comprendida, respetada, apoyada, admirada.



Siempre estás en mis brazos. Te veo, te miro, te observo cada día. Te beso, te huelo, te chupo, te abrazo, te acaricio, te masajeo, te aprieto.
Veo la cara de tu padre al mirarte cada mañana al despertar como si fuera la primera vez. Disfruto viéndoos juntos, abrazados mientras me seco el pelo, como algo, descanso un ratito los brazos y la espalda…
Te cambio los pañales, ahora de tela, te duchas conmigo calentitas y abrazadas.
Te canto, te bailo, te mezo, te subo, te bajo, hacemos yoga en familia, te paseo en portabebé. Te veo mientras dormimos juntos los tres, en nuestra cama y te abrazo, te beso, te doy el pecho, aunque aún duermo incómoda y en tensión. Y disfruto de tus siestas en mis brazos.
Estoy despierta durante el día, salvo alguna siestecilla contigo o aprovechando que papá se levanta y puedo quedarme un poquito más. Estoy consciente en mi maternidad, queriendo compartir todo el tiempo contigo, disfrutando de mi excedencia y sumergiéndome en la oportunidad que me da de reconstruirme, evolucionar, mejorar como persona aunque a veces me secuestren los recuerdos, las dudas y mis propias necesidades. 
Te doy el pecho aunque sigo notando leves molestias que mejoran probando nuevas posturas (en cuna, en rugby, tumbadas) y te tomas tu teta cada día cuando lo necesitas (en el sofá, en la cama, en la ducha, en el super, de pie, andando por la calle).
Sigo necesitando hablar o llorar sintiéndome desgarrada, angustiada, triste, incomprendida, enfurecida, impotente, sola, vulnerable pero también emocionada, feliz, agradecida, acompañada, comprendida, respetada, apoyada, admirada y a veces segura, decidida, “casi” empoderada, tranquila, equilibrada, generosa, respetuosa, tajante, humilde.



Amo nuestro presente, por tanto amo nuestro pasado y el camino que nos ha traído hasta aquí, porque de esta forma me he convertido en lo que soy y quiero disfrutar de este viaje a tu lado.




domingo, 10 de noviembre de 2013

Querido Papá Noel


Ya está cerca la Navidad, la primera de nuestra pequeña Rio y de nosotros como padres. Ya hablamos papá león y yo, incluso antes del embarazo, el enfoque que queríamos darle con nuestros hijos. He escrito una carta en nombre de Rio para dejar en el buzón de mis padres y mi hermana. Creo que es un detalle hermoso que guardaremos con cariño y de paso les damos a conocer nuestra intención con la Navidad y los deseos que pedimos de parte de nuestra hija. Sé que es un tema muy debatido, cada uno tiene su manera y simplemente ésta es la nuestra.

Querido Papá Noel:

Mis papás me han explicado que cuando llega la Navidad los niños piden una lista de deseos.  Dicen que todos los niños pueden hacerlo porque todos somos buenos y todos nos portamos… ¡¡como niños!!. A veces se cumplen y otras veces no, pero que lo que realmente importa es no dejar de soñar y desear cosas buenas. Me han contado que son unos días muy divertidos porque se decoran las casas y la calle con adornos y luces de colores. ¡Qué ganas tengo de verlo! Las familias se juntan a comer platos deliciosos, dulces y se dan sorpresas unos a otros, sobre todo a los que somos más pequeños. Mis papás dicen que esas sorpresas hay que ponerlas en el árbol cuando nadie te ve y es un momento muy emocionante porque ¡¡hay que conseguir que parezca magia!! Por eso muchos niños y adultos cuentan que es un señor muy mayor gordito con barba blanca que va vestido de rojo y viaja volando en un trineo con renos llamado Papá Noel, otros que son tres Reyes Magos que vienen de Oriente, en el norte mi amiguito Ibai dice que es el Olentzero… ¡A mi me encanta cuando me cuentan esas historias tan increíbles! Yo sé que esas sorpresas son de nuestros seres queridos, mis papás, los abuelos, mis tíos… las personas que realmente saben hacer magia; como cuando papá me coge alto y parece que vuelo, cuando mamá me sonríe y me abraza y se me pasa siempre lo que me estaba haciendo llorar o la abuelita que transforma cualquier muñequito, tambor o trapo ¡¡en juguetes preciosos y divertidos!! El yayo también es mágico porque siempre me hace reír y eso que todavía no entiendo todo lo que dice o la tía Celia, que consigue que el tiempo pase volando cuando viene a jugar y leer conmigo en mi habitación ¡y el tío Gabi me pasea durante horas sin que me despierte! Muchas personas aún no lo saben, así que mantendré la ilusión y la magia de la Navidad guardando el secreto…

Mis deseos para esta Navidad son:

-Que mamá siga dándome tetita  y empezar a probar alguna comida nueva.
-Que Yoga no muerda mis cosas para que pueda entrar a jugar en mi habitación.
-Que papá siga aprendiendo a hacer voces nuevas y divertidas para reír a carcajadas.
-Que la abuelita y el yayo me canten las canciones que me escribieron.
-Que la tía Celia y Gabi me lean algún cuento que les guste mucho.
-Que Beagi se haga una perrita más tranquila para que pueda subirme encima y cogerle de las orejas y el rabo despacito.
-Que todos sigan dándome muchos besos y abrazos y cada día me enseñen cosas nuevas.
-Tener algún juguetito para desarrollar mis habilidades y para compartir momentos divertidos con todos vosotros y algo de ropa para estar calentita este invierno.

Un beso con muchas babas y mucho amor:
Rio

Chuparse el dedo




Todo el mundo te dice las graves consecuencias de que tu bebé se chupe el dedo. En realidad lo hace desde el útero materno como instinto, ese reflejo de succión que hará que empiece a mamar una vez haya nacido. Posteriormente será un método de exploración. Rio se chupaba el puñito de recién nacidita cuando tenía hambre. Con dos y tres meses lo tenía en la boca constantemente explorando sus encías, deditos, lengua, etc. Ha empezado a chuparse el dedo succionándolo claramente a los cuatro meses cuando quiere coger el sueño, al mismo tiempo que ha comenzado a cantarse o hablarse suave. Creo que es simplemente otra fase como parte de su desarrollo  y su autoconocimiento. Ella sola es capaz de consolarse o ayudarse a dormir, sin por ello dejar de ser necesaria nuestra presencia, atención y cariño. Puede ser importante para su autoestima no intervenir ni crearle dependencia a algo externo como el chupete.  Es como si le dijeses: ahora que empiezas a mostrar que eres autosuficiente, te lo impido y te hago dependiente. Y si es una demostración de tener una necesidad sin cubrir, quizá deberíamos observar si es hambre, sueño, ganas de jugar, etc, y no desviar la atención de la raíz de un posible problema.
¿Por qué tanto empeño en evitar que se chupen el dedo? Se relajan, les da consuelo, confianza, placer… Parece que la sociedad reaccione como se hacía con la masturbación. No tendrá nada que ver, o sí… Creo que es una forma más de expresión y si se prolonga más de lo esperado o se convierte en un hábito constante que puede crear malformaciones quizá primero haya que revisar si esas necesidades están cubiertas.. Según los estudios de la American Dental Association, un niño probablemente puede chuparse el dedo hasta los 4 ó 5 años sin afectarle a los dientes.. A esa edad podemos ayudarles igual que dialogamos con ellos y les apoyamos para dejar el chupete. Si cada niño tiene un ritmo para madurar, creo que será cuestión de tiempo, como gatear, andar, hablar, dejar el pañal… salvo que les impidamos confiar en sus instintos, ser como son o incluso les lleguemos a ridiculizar o reñir.. Entonces seguramente tardarán más. ¿No queremos que nuestros hijos se conviertan en adultos con autoestima, confianza y seguridad en sí mismos, capaces de conocer y gestionar de forma sana sus propias emociones y con la capacidad de superar sus problemas? Pues dejemos que se chupen el dedo!!

martes, 22 de octubre de 2013

Un año de luz


Hoy hace más o menos un año desde que Rio llegó a nuestras vidas, desde que me inundó de luz desde el vientre hacia afuera y llenó de magia mi mirada. Hoy es un día lleno de sentimientos y emociones para los que me cuesta encontrar su lugar. Se mezclan vivencias pasadas, presentes y mis deseos y anhelos futuros.
Rio me regaló un embarazo bellísimo, muy especial y tranquilo en el que me sentía llena de amor y con una fuerza interior inmensa. Lo vivimos unidas física, mental y emocionalmente, como un solo ser, siempre protegidas, queridas y admiradas por papá león.
Hoy la sigo sintiendo parte de mí, como si físicamente siguiésemos conectadas desde dentro, un lazo invisible pero tan fuerte y real...
Solo puedo agradecer una y mil veces que me eligieras para ser tu madre, el mejor regalo de mi vida, mi pequeña Rio.

domingo, 9 de junio de 2013

Si todo está bien, está bien.

Hoy es domingo, final de mi semana 34. El día amanece tranquilo aunque he pasado una noche agitada. Tuve pesadillas y no paro de despertarme cambiando de posición por la incomodidad. Lleva unos días haciendo viento y tengo los oídos como tapados... Imagino que esta falta de sueño y descanso, más el cansancio de haber estado en las semanas de exámenes y correcciones, más la agitación que me supone saber que Rio está de nalgas y las semanas van pasando, hace qu esté más sensible, preocupada y con cambios de ánimo más evidentes. Intento respirar, positivizar, tener esperanza y confianza, pero a ratos asoma mi angustia y mi cansancio.
Mayo no ha sido un mes fácil. Si es cierto que las sensaciones durante el embarazo y las experiencias de la madre pueden influir en el bebé, puede ser que todo esto esté llegando a Rio. Creo que este mes he tenido que enfrentarme a muchos de mis miedos: que mi abuela enferme y mi madre esté en una situación dura y complicada además de incompatible con disfrutar de mi embarazo, el no tener las cosas a punto ya que ella iba a coser muchas cosas para Rio y ahora mismo no es posible, luego el estrés del trabajo (yo terminando el curso intentando dejar cerrados exámenes y notas para que no se queden colgados si me dan la baja y papá león con la noticia de que seguramente no le renueven el contrato). Todo cosas que podrían haber ocurrido en cualquier momento pero han asomado todas en este bonito mes de Mayo.  Evidentemente no ha pasado lo peor en cada caso. A mi abuela finalmente la operaron de cáncer y todo salió bien, ahora está recuperándose en casa de mis padres. Lo de papá león está por ver y si no le renuevan a lo mejor sale algo por otro lado. Yo ya he terminado los exámenes y espero que el lunes me den la baja.

Pero todos estos miedos, latentes, han aparecido a la vez más uno que lo ha superado todo, que Rio está de nalgas y asoma la posibilidad de una cesárea programada. He estado informándome, preparándome, para un parto natural,vaginal, respetado, sin intervenciones, sin anestesia, sin vía, sin episiotomía, preocupada por elegir el lugar adecuado donde ir a parir y con cierto miedo de ver que una vez en sus manos te expones a lo que ellos consideren y de golpe me veo enfrentándome a la peor de mis opciones, que te digan que por la posición del bebé, por "posibles" riesgos y "posibles" demandas, eligirán un día y una hora y sacarán a tu bebé, que así es más seguro. Y tú ves cómo se te desmonta tu mente y tu cuerpo ante esa noticia. Primero que si la nena y yo estamos sanas y estamos bien no entiendo esa prisa. Si Rio quiere darse la vuelta tiene tiempo hasta el mismo momento del parto, que también se podría ver la opción de un parto vaginal si las circunstancias lo permiten. En fin...
Asoma la idea de que algo no va bien, cuando no es así. El tiempo es relativo y solo Rio y yo viajamos al mismo ritmo. Hay tiempo. Y desde luego que si el estrés afecta a que los bebés se den la vuelta, éste ha sido sin duda el mes.
Ahora mismo solo quiero disfrutar de mi tiempo tranquila, con Rio, a nuestro ritmo. Pasear por la playa, dormir, leer, cantar, bailar, soñar despierta, preparar sus cosas, visualizarla en su cuna, sentir su cuerpo dentro del mío y esperar el momento en que ambas decidamos conocernos. Y cuando llegue ese día ya veremos qué ocurre, si Rio ha girado o si sigue igual, si sucede de un modo u otro. Pero ahora solo sé que el tiempo que nos queda nos pertenece y nadie va a decidir salvo nosotras cómo vivirlo. Si todo está bien, está bien y ya se verá.

lunes, 6 de mayo de 2013

Madres


Desde luego ayer fue un día remarcable. Sin duda sentí que también era mi día, pues ya me siento madre. Siento crecer dentro de mí una preciosa niña que me alegra el día nada más sentirla al despertar. Velo por su bienestar y porque le llegue todo el amor que ya siento por ella, que seguro irá creciendo día a día, como lo hacemos nosotras. Celebro tenerla aquí conmigo y saber que dentro de no mucho la podré abrazar, oler, besar...
También fue el día de mi madre y el de la madre de mi madre, mi abuela. Ayer quería compartir con ellas este momento tan dulce y especial de nuestras vidas, pero no pudimos. Mi abuela de 93 años llevaba varios días quejándose de un dolor en los riñones aparentemente una lumbalgia inofensiva. La llevaron a Urgencias y tras pasar el día entero finalmente anoche quedó ingresada por una grave infección que no saben de dónde viene y que tendrán que operar sí o sí. Quizá se consiga reponer pronto o quizá esto vaya para largo, siendo tan mayor nunca se sabe...Sé que tengo que estar positiva y tranquila, más aún en estos momentos. Me sabe mal por mi madre, que ahora tenga que enfrentarse a esta situación cuando debería estar pensando en su primera nieta, en coserle las sábanas del cuco que tanta ilusión le hace, en venir conmigo a pasear y contarle si mide como una Nancy o como un Nenuco, si tiene hipo...Necesito a mi madre en esta etapa de mi vida, saber que está ahí, disponible en cualquier momento para mí y para Rio, pero entiendo que ella tiene que estar para su madre y yo debo mantenerme lo más tranquila por mi hija. Llevo dos días sin parar de llorar y no sé que hacer porque no quiero que afecte a mi niña. Le explico que no pasa nada, que las personas lloramos muchas veces por diferentes motivos y que es una forma de expresarse y desahogarse, como también lo hará ella. No quiero que mi bebé sienta mi preocupación, al igual que la mía también intenta que yo esté tranquila.
 Y así, a pesar de las circunstancias, nos encontramos unidas como MADRES en un círculo de amor y protección.